martes, 24 de febrero de 2015

La sal, el azúcar, el alcohol y los aditivos químicos

Los condimentos se agregan para dar variedad de sabores, colores y texturas a los alimentos. Desafortunadamente cuando se consumen en abundancia, tienden a dar problemas de salud. 

Es sabido que las personas que consumen más sal, tienen mayor frecuencia de hipertensión, aún así, son demasiados los alimentos que tienen excesiva cantidad de sodio, por ejemplo: galletas saladas, jamón, chorizo, atún enlatado, tocino, carnitas, quesos curados, mantequilla, crema, yogurt, sopa de lata, papas fritas, pan blanco, queso fresco, sardinas enlatadas, salchichas, mariscos, bacalao, verduras enlatadas, margarina, pan dulce, hígado, carne de cerdo, cereal de desayuno.

En el mundo moderno, se consume azúcar de muchas maneras: postres, dulces, golosinas, pasteles, helados, refrescos, aguas de frutas, mermeladas, mieles, y otros productos industriales a los que se les añaden sal y azúcar para resaltar el sabor y atraer al consumidor. 

Al consumo exagerado de azúcar se le relaciona co obesidad, diabetes, aterosclerosis y tromboembolias.

Cualquier cantidad de alcohol produce un desequilibrio metabólico. 10% de la energía total produce pérdidas de calor radiante debido a la pérdida de agua, lo cual se conoce como cruda.

El consumo frecuente de alcohol modifica el metabolismo de los antioxidantes, vitaminas y minerales, además de facilitar la presentación de obesidad y diabetes. Su consumo exagerado afecta el páncreas, hígado, cerebro y corazón: pancreatitis aguda, cirrosis hepática, encefalopatía de Wernike, psicosis de Korsakoff, neuropatía periférica, demencia alcohólica, cardiomiopatía, alteraciones del ritmo cardíaco, trastornos hemodinámicos, hipertensión, hipertrigliceridemia y aterosclerosis.

Aditivos químicos como antibacterianos, estabilizadores, homogeneizantes, colorantes, saborizantes, y otros, se originaron para preservar los alimentos, sin embargo ahora se emplean para darles más atractivo, reemplazar ingredientes caros o mejorar su preservación más allá de lo normal.

La clave siempre será la moderación.

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