Este ion reduce la susceptibilidad de los dientes a la
caries, cuando se consume en cantidades óptimas a la edad adecuada., sin
embargo, una excesiva cantidad de fluoruro provoca fluorurosis que se caracteriza
por una pigmentación progresiva, destrucción de los dientes, dolores y rigidez
de la columna vertebral y las articulaciones, así como calcificación de
tendones y ligamentos y trastornos gastrointestinales.
El fluoruro se absorbe muy rápido. Una proporción importante
del fluoruro de la dieta se absorbe en el estómago. En total se absorbe de 80 a
90%. Los dos principales mecanismos por los cuales se elimina de la circulación
son el depósito en tejidos calcificados (huesos y dientes) y la excreción
renal.
La ingestión adecuada de fluoruro es de 3.1 mg al día en mujeres
y 3.8 para varones. El fluoruro tiene la propiedad benéfica de proteger contra
desmineralización de los tejidos calcificados además de actuar para la reducción
de caries dentales.
El agua fluorurada contiene alrededor de 0.2 mg por vaso. El té,
pescados y mariscos, y las algas son de las fuentes dietéticas más ricas de
fluoruro.
Los signos y síntomas de toxicidad por fluoruro suelen
presentase muy rápido e incluyen náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal,
salivación y lagrimeo excesivos, alteraciones pulmonares, insuficiencia
cardiaca y debilidad, convulsiones, alteraciones sensoriales, parálisis y coma.
Un consumo mayor a 6 mg diarios causa moteado dental.
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