viernes, 20 de junio de 2014

Yodo

La función más conocida del yodo es su participación en la síntesis de hormonas tiroideas. El cuerpo humano contiene alrededor de 20 a 50 mg de yodo.


El agua potable puede proporcionar pequeñas cantidades de yodo, pero las fuentes más ricas de este nutrimento son el salmón, el bacalao, el arenque y el aceite de hígado de bacalao. Como la presencia de yodo en la mayor parte de los alimentos es escasa, se han tomado medidas para prevenir su carencia, la principal es la yodación de la sal.


El yodo se relacionó con la presencia de un crecimiento de la glándula tiroides (bocio). Alrededor de ¾ del yoduro que se encuentra en el cuerpo humano se localiza en esta glándula para apoyar la síntesis de hormona tiroidea (tiroxina y triyodotironina). Si no es suficiente el consumo de yoduro de una persona, crece la glándula tiroides como intento para captar más yoduro de la sangre. El cuerpo es capaz de reciclarlo eliminando el yodo de las hormonas tiroideas en el hígado y a continuación liberarlo hacia el torrente sanguíneo para su resorción por la glándula tiroides.


La principal función del yoduro es la síntesis de la hormona tiroidea tiroxina (T4), la cual, dentro de la célula blanco se convierte en T3 la forma activa de la hormona que controla el metabolismo celular y es esencial para el desarrollo normal del cerebro.


Los pescados de agua salada y los mariscos, la sal yodada, las melazas y algunas plantas contienen diversas formas de yoduro, en especial las hojas de plantas que crecen cerca del mar. Sin embargo, la sal de mar que se encuentra en tiendas de alimentos para la salud no es adecuada porque se pierde el yoduro durante el procesamiento. La mitad de una cucharadita (2 g) de sal enriquecida con yoduro proporciona la RDR de yoduro para adultos (150 mcg diarios) para la conservación de la captación y el recambio adecuado del mismo por la glándula tiroides.


La biodisponibilidad de yoduro en la dieta se relaciona con el consumo de bociógenos. Se encuentran grandes cantidades de estas sustancias en verduras crudas como calabaza, coles de Bruselas, coliflor, brócoli y otras plantas.


En una deficiencia de yodo, no se produce suficiente T4. Una respuesta de adaptación origina el crecimiento continuo de la glándula tiroides, que al final produce una glándula muy crecida o bocio. Otros dos síntomas son una disminución del índice metabólico y un incremento del colesterol sanguíneo.


El bocio simple es un padecimiento indoloro, pero si no se corrige origina presión en la tráquea, que causa dificultades en la respiración.


Una dieta deficiente en yoduro implica una amenaza importante en mujeres embarazadas y el feto, en especial durante los dos últimos trimestres del embarazo. Algunos de los efectos perjudiciales comprobados incluyen óbito, peso bajo al nacer, aumento de la mortalidad de lactantes, bocio, deterioro de la función mental y retraso del desarrollo. El retraso resultante del crecimiento corporal y del desarrollo mental se denomina cretinismo.



Cuando se consumen cantidades muy altas de yoduro, se inhibe la síntesis de la hormona tiroidea, igual que en una deficiencia.

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