La tiamina se encuentra en una gran variedad de alimentos,
en cantidades pequeñas. Los principales contribuyentes son el pan, galletas,
cerdo, salchichas, carnes frías, cereales, jugo de naranja, semillas de
girasol, legumbres, germen de trigo, agua de sandía, espárragos, granos enteros
y enriquecidos, habas, hígado, cacahuates y hongos.
La ración dietética recomendada es de 1.2 mg al día para
mujeres y 1.1 mg para hombres. No existen efectos adversos por un exceso de
consumo de esta vitamina.
La enfermedad clásica por deficiencia de tiamina, es el
beriberi. Su carencia afecta todos los órganos ya que es muy importante para el
metabolismo de las células. Las 3 partes más afectadas son el sistema nervioso,
la piel y el tubo gastrointestinal.
Las personas con beriberi están muy débiles y con mala
coordinación por el deterioro de la función de los sistemas cardiovascular,
muscular, nervioso y gastrointestinal. Sus signos son anorexia, pérdida de
peso, apatía, pérdida de la memoria a corto plazo, confusión, molestias en el
tubo gastrointestinal, irritabilidad, neuropatía periférica y debilidad
muscular.
Hay dos tipos de beriberi: húmedo y seco. En el húmedo hay
retención de líquidos (edema), crecimiento del corazón e insuficiencia cardiaca
congestiva. En el seco se observa desgaste muscular extremo, además de
neuropatía periférica. Sólo se requieren 7 días sin consumir tiamina en la
dieta para apreciar estos signos.
La enfermedad por carencia de tiamina que afecta a personas
con consumo intenso de alcohol se denomina síndrome de Wernicke-Korsakoff. El alcohol
disminuye la absorción de tiamina y aumenta su excreción. Se caracteriza por visión
doble, ojos cruzados, movimientos oculares rápidos, ataxia, marcha tambaleante
y alteración de las funciones mentales como desorientación, y pérdida de la
memoria.
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