Las coenzimas de la riboflavina tienen funciones de
reacciones redox (antioxidantes).
Una cuarta parte de la riboflavina de la dieta proviene de
productos lácteos. El resto del consumo se obtiene sobre todo del pan blanco y
galletas enriquecidos, huevos, y carne. Los alimentos ricos en riboflavina son
hígado, hongos, espinacas y otras verduras de hoja verde, brócoli, espárragos,
leche baja en grasa y queso cottage.
La exposición a la luz (radiación ultravioleta) origina la
descomposición rápida de la riboflavina. A fin de prevenirla, debe utilizarse
papel y cartones de plástico, no vidrio, en los empaques de alimentos ricos en
riboflavina, como leche, productos lácteos y cereales.
La ración diaria recomendada de riboflavina es 1.1 a 1.3 mg
/ día en adultos.
Los signos y síntomas relacionados con la carencia de
riboflavina (arriboflavinosis) incluyen inflamación de la lengua (glositis),
dermatitis seborreica (enfermedad de las glándulas sebáceas de la piel)
inflamación de la piel (estomatitis), y la garganta, varios trastornos oculares
y del sistema nervioso y confusión. Rara vez se observa en personas sanas una enfermedad
por carencia relacionada con falta de riboflavina. Enfermedades como cáncer,
enfermedad cardiovascular, y diabetes, precipitan o empeoran la carencia de
riboflavina.
Los alcohólicos pueden carecer de riboflavina porque, con
frecuencia consumen una dieta muy deficiente en nutrimentos. También pueden
observarse cantidades reducidas en quienes no toman leche o productos lácteos.
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